El Palmer Basket ha vuelto de Burgos con la cabeza agachada tras una derrota contundente, 95 a 59, en un partido que dejó mucho que desear para los de Lucas Victoriano. Desde el primer momento, los locales parecían estar en otra dimensión, especialmente con su puntería desde la línea de tres puntos. Esa ventaja inicial de 12-6 fue solo el comienzo de una pesadilla para los visitantes.
A pesar de algunos destellos gracias a Duda Sanadze, que intentó recortar distancias, el equipo no lograba encontrar su ritmo y se iba al segundo cuarto con ocho puntos menos. La cosa se complicaba aún más cuando Burgos marcaba el camino y estiraba la diferencia a más de quince puntos. Se notaba que el Palmer no podía hacerse fuerte en ataque; cada intento parecía tirar a la basura cualquier esperanza de remontar.
Sin reacción ante la adversidad
Cuando regresaron del descanso, las cosas no mejoraron. El Tizona seguía ampliando su ventaja y llegó a estar 20 puntos arriba sin que el equipo balear pudiera hacer nada por evitarlo. Solo Duda Sanadze daba algo de luz al juego del Palmer, pero eso no era suficiente contra un Burgos que estaba en racha y anotando casi a placer.
Un pequeño resurgimiento llegó con Ander Urdiain anotando un parcial de 0-11, lo que dio esperanzas momentáneas antes del último cuarto. Sin embargo, esa chispa se apagó rápidamente cuando Burgos retomó el control del partido y volvió a distanciarse por veinte puntos más.
En resumen, este encuentro fue una dura lección para un Palmer Basket que tendrá que trabajar duro si quiere revertir esta situación. La próxima semana les espera otro reto complicado contra el Obradoiro en Son Moix. ¿Lograrán levantarse o seguirán perdiendo pie?

