Helena Pueyo aterrizó en Mallorca con una medalla de plata colgando del cuello, un símbolo de esfuerzo y dedicación. Aunque el Eurobasket 2025 no se dio como esperaban, para ella este metal tiene un significado especial: es la primera vez que representa a la selección absoluta y, además, es el primer logro importante en su carrera. Al llegar a casa, compartió sus sentimientos con sinceridad: «Estoy muy contenta, aunque tengo un poco de mal sabor por cómo fue la final. Pero con el paso del tiempo, lo veo de otra manera».
Una unión más fuerte que nunca
A pesar de que la victoria se les escapó en el último momento, Helena se siente orgullosa del camino recorrido. «Es difícil lo que hicimos para llegar hasta aquí», decía con convicción. Y no le falta razón; han demostrado ser más fuertes de lo que muchos pensaban. Lo importante para ellos era crear un buen grupo y eso se logró. El seleccionador Miguel Méndez había puesto claro el objetivo desde el principio: forjar lazos entre las jugadoras, y eso lo cumplieron con creces.
Pueyo también tuvo la oportunidad de compartir cancha con su ídolo, Alba Torrens. «Ha sido algo especial jugar junto a ella. Llevo años admirándola y nunca pensé que podría estar en una selección jugando a su lado». La emoción en sus palabras era palpable mientras continuaba relatando esos días únicos llenos de aprendizajes tanto dentro como fuera del campo.
Ahora que ha vuelto a casa, Helena sabe que es hora de desconectar antes de iniciar una nueva temporada: «Un mes para descansar y luego a ponernos las pilas nuevamente».