Pablo Cano, un nombre que resuena con fuerza en el mundo del baloncesto, es el actual entrenador del Fibwi Palma. Nacido en Uruguay en 1992, este apasionado del deporte no solo ha dejado su huella como jugador, sino que también ha encontrado su lugar en la dirección técnica de equipos y selecciones. Su trayectoria comenzó en su país natal, donde jugó hasta que decidió dar un giro hacia el banquillo.
Un amor que nace desde la infancia
Cuando le preguntan por su primer recuerdo ligado al baloncesto, sus ojos brillan. “Recuerdo jugar en casa con mi padre, tratando de encestar en una verja”, comparte con nostalgia. Desde los seis años, ese amor por el juego floreció y dejó atrás su afición por el fútbol. Fue entonces cuando se dio cuenta de que quería ser más que un jugador; anhelaba ser entrenador.
A medida que crecía y avanzaba en su carrera como jugador de formación, Pablo tuvo la oportunidad de hacer sparring para equipos de primera división. Sin embargo, pronto comprendió que su verdadero destino estaba detrás de la pizarra: “A los 19 años decidí dar el paso hacia el entrenamiento”. Y así comenzó su viaje.
Años después, escuchó una frase que resonaría fuertemente en él: “Cuando es para ti ni aunque te salgas”. Tras seis años en Uruguay y una beca para venir a Europa, llegó a Valencia Basket y descubrió un mundo nuevo lleno de oportunidades. “Era como entrar en Disney”, recuerda emocionado.
Pablo ha pasado por diversas etapas: desde ser asistente hasta convertirse en entrenador principal. Para él, cada rol tiene su importancia y contribuye al crecimiento del equipo. Actualmente forma parte del cuerpo técnico de la selección masculina de Chipre y describe esa experiencia como “increíble” y llena de orgullo.
A finales del verano pasado llegó a Palma con grandes expectativas. En medio de una reestructuración total del equipo –donde solo un jugador se mantuvo– se encontró con un desafío considerable: construir una nueva cultura deportiva basada en el trabajo constante y profesionalismo.
Aunque han tenido altibajos durante la temporada –con victorias importantes pero también derrotas dolorosas– Pablo mantiene claro su objetivo: clasificar al equipo para los playoffs de ascenso. “Vamos partido a partido”, dice mientras se prepara para afrontar un calendario difícil.
Por último, destaca la importancia del apoyo incondicional del público local: “Nuestra hinchada nos impulsa tanto dentro como fuera”. Así sigue adelante este apasionado entrenador, dispuesto a dejarlo todo por llevar al Fibwi Palma a lo más alto.