Cuando hablamos del Real Mallorca, no podemos evitar sentir una punzada de tristeza. El equipo, que siempre ha sido un emblema para los mallorquinistas, se encuentra ahora en una situación crítica: es el segundo peor equipo del año en LaLiga. Con solo 36 puntos tras 36 partidos, los bermellones se sitúan penúltimos en la clasificación, superando únicamente al Girona, que suma 31.
Los números son duros y no mienten. Diez victorias en toda la temporada son un lastre que nos recuerda que desde 2014 no veíamos cifras tan bajas. En Liga, la cosa no mejora: ocho triunfos, igualando el mismo total que lograron en la primera vuelta de la pasada campaña. ¡Vaya panorama!
Cifras alarmantes y un futuro incierto
A lo largo de este periodo hemos visto a un Mallorca que lucha pero que parece tener las ideas perdidas. Solo han logrado marcar 40 goles, el peor registro desde 2006; y defensivamente también dejan mucho que desear con 56 tantos encajados. ¿Qué pasó con aquella solidez defensiva?
A pesar de los intentos del club por pintar el año como “bueno”, Jagoba Arrasate lo admitía sin tapujos: “El 2026 tiene que ser mejor”. Y aunque hay una ligera esperanza al ver al equipo decimotercero y con algunos últimos partidos más prometedores, eso no borra el oscuro inicio de temporada. Esa racha negativa fue aplastante: tres derrotas seguidas y sin marcar gol en cinco partidos nos dejaron tocados.
Ahora se avecinan dos encuentros cruciales ante Girona y Rayo Vallecano. Estos partidos serán decisivos si queremos dar un giro radical a nuestra historia reciente. Al fin y al cabo, necesitamos cambiar esa inercia negativa antes de empezar el nuevo año con algo más que deseos. Porque si hay algo claro es que este Mallorca tiene potencial; solo falta encontrarlo.

