En una noche que debería haber sido como cualquier otra, un trágico accidente en s’Estanyol ha cambiado para siempre la vida de una familia. Un hombre, de 36 años, ha sido condenado a dos años y nueve meses de cárcel tras provocar la muerte de un padre al volante de su Renault Megane. La historia comienza el 23 de abril de 2022, cuando este conductor decidió ignorar las normas y se puso al volante después de haber ingerido alcohol.
Una decisión fatal
Con el alcohol en su sistema, este individuo invadió el carril contrario mientras conducía su BMW por la carretera MA-6015. En ese instante fatídico, colisionó frontalmente con el coche donde viajaba un hombre de 48 años junto a su mujer y sus dos hijas pequeñas. El impacto fue devastador; mientras que el padre falleció al instante, su familia quedó marcada para siempre con heridas graves.
La fiscalía había solicitado una pena mayor: cuatro años, reflejando la gravedad del desprecio hacia las normas viales y las consecuencias desgarradoras que esto causó. Aunque el acusado mostró cierta colaboración reconociendo parte de los hechos, no pudo evitar ser señalado por su actitud fría tras la tragedia.
Aquel día fatídico comenzó como cualquier otro para él; tras jugar a pádel y disfrutar unas cervezas en compañía, decidió regresar a casa. Sin embargo, sus palabras en el juicio revelan confusión: “Yo estaba en condiciones de conducir”, insistió. Pero claro está que esa noche todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.
La mujer del fallecido recordó entre lágrimas cómo su pareja dio un volantazo justo antes del choque, protegiendo así a sus hijas. “Dio su vida por salvar a mis hijas”, declaró emocionada. La pequeña tuvo que despertar a su hermana dándole bofetadas y preguntándole por su papá sin entender lo sucedido.
Aún queda mucho por sanar para esta familia destrozada mientras el acusado se disculpa diciendo: “Lo siento mucho, fue un accidente”. Pero las palabras son solo eso; insuficientes ante el dolor irremediable que deja esta tragedia.

