En el corazón de Son Forteza, un pequeño solar que debería ser un aparcamiento se ha convertido en un refugio para quienes buscan consumir sustancias estupefacientes. Los vecinos y comerciantes de la zona no pueden permanecer callados ante esta situación que les preocupa tanto. Ellos han sido testigos directos de cómo este espacio, normalmente tranquilo, se transforma al caer la noche.
Las familias que viven cerca sienten una inquietud palpable. Este lugar, que debería ofrecer seguridad a los más pequeños, ahora está marcado por la presencia de personas con comportamientos violentos. “No es raro toparse con ellos”, nos dice uno de los comerciantes del barrio, visiblemente preocupado por lo que está sucediendo a escasos metros del parque infantil. Y es que el temor no solo radica en ver a estos individuos inyectándose o consumiendo drogas, sino también en posibles robos o alteraciones del orden.
Demandas de acción y soluciones
La comunidad clama por una mayor presencia policial, especialmente cuando caen las primeras gotas de lluvia y el solar se convierte en un barrizal impracticable. “Ya hemos solicitado al Ajuntament que tome cartas en el asunto”, añade otro vecino mientras señala las calles del Llampúgol y Prevere Rafael Barrera, donde este terreno se encuentra ubicado. La gente quiere un cambio; anhelan recuperar ese espacio para lo que realmente fue diseñado: un aparcamiento seguro y útil para todos.
A medida que los días pasan sin respuesta, la frustración crece entre aquellos que sólo desean vivir tranquilos en su barrio. ¿Es demasiado pedir un entorno seguro para nuestros niños? La lucha sigue viva y los habitantes de Son Forteza están decididos a hacerla escuchar.

