En estos días previos a la Navidad, donde se supone que el amor y la alegría deberían reinar, una historia desgarradora ha sacudido Maó, Menorca. Un hijo, en un acto de desesperación y locura, agredió y mantuvo retenida a su madre de más de ochenta años en una habitación de su hogar. Lo impactante es que este hombre ya estaba cumpliendo condena y contaba con una orden de alejamiento que decidió ignorar para cometer esta atrocidad.
El rescate de la mujer fue posible gracias al aviso que dieron los servicios sociales al notar que no respondía a las llamadas. La Policía Nacional actuó rápidamente; cuando llegaron a su casa, se encontraron con recipientes de comida sin recoger, evidencias claras del abandono y la desatención. Los vecinos también confirmaron que hacía días que no veían a la señora.
Un hallazgo inquietante
El 19 de diciembre, los agentes intensificaron la búsqueda, preocupados por el bienestar de la mujer. Cuando finalmente accedieron al interior del hogar junto a los bomberos, encontraron al hijo en el salón mientras que ella yacía encerrada en un dormitorio, incapaz de levantarse. Su estado era alarmante: mostraba hematomas visibles y una herida sangrante en la ceja izquierda.
La vivienda estaba llena de trastos acumulados; un ambiente insalubre donde las condiciones eran insoportables. Tras realizar una primera valoración médica, los sanitarios no tardaron en actuar. El hijo fue detenido como presunto responsable de lesiones y malos tratos habituales. Ahora enfrenta prisión provisional mientras se esclarecen todos los detalles.
Este caso nos recuerda lo vulnerables que pueden ser algunas personas mayores y cómo muchas veces son sus propios hijos quienes les fallan. Una situación inaceptable que deberíamos reflexionar juntos como sociedad.

