La situación del Real Mallorca ha dado un giro inesperado, y aunque aún queda camino por recorrer, la derrota del Girona ante el Atlético de Madrid (0-3) le permite a los bermellones irse a las vacaciones navideñas con una pequeña ventaja de tres puntos sobre los puestos de descenso. Un respiro en una Liga donde cada punto cuenta y donde escapar de esas posiciones peligrosas es una batalla constante.
Puntos que saben a victoria
Ayer, el empate que trajeron del Mestalla (1-1) empieza a dar sus frutos. Aunque la temporada no ha sido fácil para los hombres de Jagoba Arrasate, este respiro llega como agua de mayo. Después de un inicio desastroso, donde perdieron cinco de ocho partidos, han conseguido mantener la cabeza fuera del agua al acumular cuatro jornadas sin perder.
Aunque el fútbol que ofrecen no siempre es brillante y hay momentos en los que parece más bien rácano, lo cierto es que han logrado corregir el rumbo. Con un primer partido en 2026 contra el Girona en casa, tienen una oportunidad dorada para dar un golpe sobre la mesa y alejarse aún más del abismo; una victoria podría dejarles seis puntos por encima del descenso.
No obstante, no todo es color de rosa. La afición sigue sin confiar plenamente en el equipo y esto se siente. Los jugadores ahora tienen unos días para desconectar y reflexionar sobre cómo mejorar su rendimiento. Y si bien están disfrutando estas vacaciones, también saben que deben volver con ganas renovadas.
La dirección deportiva tiene trabajo por delante: tras la salida de Dani Rodríguez, hay fichas libres que deben ocupar si quieren fortalecer la plantilla. No sería sensato dejar esas vacantes cuando cada jugador cuenta. El futuro está por escribirse, pero lo importante es que el Mallorca sigue luchando por salir adelante en esta dura competición.

