En estos días, parece que tenemos tiempo para escuchar audios de diez minutos, pero ¿para tomar un café con una amiga? Eso ya es otra historia. La vida se nos ha vuelto una carrera contrarreloj y, mientras tanto, las relaciones se quedan en un segundo plano.
Una mirada a la realidad
A veces me pregunto si esta falta de tiempo es culpa del ritmo frenético que llevamos o simplemente de nuestras prioridades. Nos preocupamos por todo menos por lo que realmente importa: esas charlas cara a cara que solían ser el pan nuestro de cada día. Y es que, ¿cuántas veces hemos dejado a nuestras amistades en espera porque teníamos mil cosas que hacer?
Es triste pensar que incluso los momentos más sencillos se están convirtiendo en algo reservado para el calendario. Necesitamos recuperar esa conexión humana, volver a sentarnos frente a frente y compartir risas y confidencias sin distracciones. Al final del día, esos cafés son los que alimentan nuestra alma.

