El Liverpool ha encontrado el rumbo. Después de un inicio titubeante, los ‘reds’ han enlazado su mejor racha de la temporada con tres victorias seguidas, siendo la última un triunfo ante un Tottenham que se encuentra en caída libre (1-2). Pero en medio de la alegría, hay preocupación: Alexander Isak, quien abrió el marcador, salió del campo entre gestos de dolor y parece que su lesión podría ser grave.
Un partido lleno de altibajos
El encuentro comenzó con ambos equipos buscando el control. Van Dijk intentó inquietar a Vicario con un cabezazo, pero no era hasta la primera media hora que las cosas se caldearon. Fue entonces cuando Xavi Simons, en una jugada aislada, decidió ‘achuchar’ a su compatriota Van Dijk y acabó viendo la roja tras revisión del VAR. A partir de ahí, aunque el Liverpool tuvo superioridad numérica, no supo aprovecharlo como debería.
Aun así, Arne Slot fue rápido al realizar cambios y trajo a Isak al terreno de juego para darle más mordiente al ataque. Y vaya si lo hizo; apenas a los 56 minutos llegó el gol que puso al Liverpool adelante gracias a una colaboración bien armada entre Ekitiké y Wirtz. Sin embargo, la alegría duró poco porque en esa misma jugada Isak quedó tendido en el césped tras una dura entrada de Van de Ven.
Con Isak fuera y Frimpong sustituyéndolo, Ekitiké amplió la ventaja para los ‘reds’. Pero los nervios comenzaron a aflorar cuando Richarlison recortó distancias para los locales en el tramo final del partido. La tensión creció en las gradas mientras los aficionados reclamaban un penalti por mano de Curtis Jones.
El Liverpool estaba tratando de mantener su ventaja ante un Tottenham que parecía despertar demasiado tarde. Con dos goles ya en contra y una expulsión más para el equipo local al final del tiempo reglamentario por parte del ‘Cuti’, este duelo dejó claro que aunque la victoria sabe dulce, siempre hay un precio que pagar cuando se trata de lesiones serias.

