Hoy quiero hablar de algo que nos toca a todos. En un mundo donde la comunicación es clave, entender a quién tenemos delante puede marcar la diferencia. Santiago Ávila, un experto en liderazgo, ha dado en el clavo con su reciente vídeo en Instagram, donde nos enseña a distinguir entre un tonto y un imbécil. Y sí, parece que esto es más importante de lo que pensamos.
Según Ávila, el tonto es aquel que se equivoca porque no sabe. Es como nosotros cuando nos enfrentamos a algo nuevo; simplemente necesitamos información para cambiar. “Todos hemos sido tontos en algún momento”, dice él. Pero hay esperanza: el tonto tiene capacidad de aprender y crecer.
La trampa del imbécil
Por otro lado, encontramos al imbécil. Este personaje ya tiene datos, conoce las evidencias y aún así se niega a aceptar la realidad. Como bien explica Ávila, insiste en su error con una convicción casi artística. ¿Te suena familiar? Muchas veces intentamos razonar con ellos y solo acabamos frustrados.
El experto también menciona cómo reacciona cada uno ante una corrección: mientras que el tonto agradece ayuda y busca mejorar, el imbécil se ofende e incluso se reafirma en sus errores. Aquí es donde debemos parar y preguntarnos: ¿realmente vale la pena invertir nuestra energía?
Santiago nos invita a reflexionar sobre nuestra propia actitud. Aprender siempre es parte del juego, pero cuidado con caer en la trampa de negarnos a escuchar o revisar nuestras ideas. En sus palabras: “¿Estoy dispuesto a aprender o me estoy aferrando a mi error?” Esta pregunta resuena fuerte hoy más que nunca.

