A mediados del siglo XX, un grupo de escritores emergió con fuerza en el panorama literario español. Lejos de los convencionalismos del 98 y de las nostalgias falangistas, estos autores comenzaron a plasmar historias llenas de realismo, influenciados por corrientes como el existencialismo francés y la generación perdida estadounidense. Entre ellos estaban figuras destacadas como Carmen Martín Gaite e Ignacio Aldecoa, quienes, a través de sus plumas, lograron reflejar una realidad que necesitaba ser contada.
Un legado literario compartido
La Biblioteca Nacional ha decidido rendir homenaje a estos dos titanes de la Generación del 50 coincidiendo con su centenario. En una exposición llena de vida y matices, se presenta no solo su obra sino también sus luchas personales y su contexto histórico. A pesar del régimen franquista que ahogaba la creatividad, estos autores hallaron caminos para publicar sus relatos en revistas propias o bajo pseudónimos. Recuerdos de aquellos días se encuentran en cada rincón de esta muestra.
Carmen, quien dejó su tierra natal con sueños de grandeza literaria, encontró en Madrid no solo el amor sino también un entorno fértil donde cultivar su talento. Su relación con Sánchez Ferlosio fue clave; juntos formaban un tándem creativo que desafiaba las normas establecidas. En la exposición se puede apreciar una pieza única: el manuscrito original de Entre visillos, presentado al premio Nadal bajo el pseudónimo Sofía Veloso Losada por temor a que su éxito opacara al esposo famoso.
Pero la vida no siempre fue amable con Carmen. Tras la trágica muerte de su hija Marta en 1985, la autora sintió que escribir sobre ese dolor era algo inmoral. Sin embargo, gracias a Caperucita en Manhattan, encontró una manera poética y simbólica para canalizar su duelo. En palabras del comisario José Teruel: «A Caperucita no se la come el lobo; simplemente cae por un agujero llamado Libertad».
Por otro lado, Ignacio Aldecoa también tiene un espacio reservado en este viaje literario. Conocido por su dedicación plena a la escritura más allá del novelismo clásico, su exposición revela aspectos íntimos y familiares que enriquecen aún más nuestra comprensión sobre él. Desde sus artículos periodísticos hasta fotografías personales entrañables, cada elemento cuenta una parte vital de su historia.
Entre los tesoros expuestos destaca un manuscrito inédito titulado Gran Mercado, cuya publicación sigue siendo un misterio sin resolver tras haber obtenido aprobación censora años atrás pero nunca veredicto editorial final.
A medida que recorramos estas exposiciones, recordemos las voces valientes que supieron desafiar lo establecido y abrir camino para futuras generaciones de escritores. Carmen e Ignacio nos enseñan que detrás de cada palabra hay una historia humana cargada de emociones y anhelos.

