El pasado viernes, en un escenario donde la tensión y las decisiones clave se entrelazan, Kirill Dmitriev, al frente del Fondo Ruso de Inversión Directa, no pudo ocultar su satisfacción. Su mensaje resonó con fuerza a través de la red social X, donde calificó la decisión de Bruselas como una «gran victoria para la ley y el sentido común». Y es que tras una cumbre europea llena de tensiones, los líderes decidieron aprobar un préstamo masivo de 90.000 millones de euros para ayudar a Ucrania durante los próximos dos años, pero sin recurrir a los activos rusos congelados.
Dmitriev lanza un dardo a Europa
En su intervención, Dmitriev no escatimó en críticas hacia figuras como Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y el canciller alemán Friedrich Merz. Les acusó abiertamente de ser parte del grupo de «belicistas» que han fracasado en su intento por intimidar al resto del mundo. “Han quemado capital político impulsando movimientos ilegales contra las reservas rusas”, afirmó con contundencia. Este tipo de declaraciones dejan claro que el juego geopolítico está lejos de ser sencillo.
A medida que se desarrollaba la noticia, también emergió una cierta preocupación sobre cómo este panorama podría afectar las finanzas europeas. Aunque Bruselas ha decidido no utilizar los activos rusos congelados para financiar a Ucrania ahora mismo, queda sobre la mesa el aviso del presidente del Consejo Europeo, António Costa, quien dejó caer que la Unión «se reserva el derecho» a hacerlo más adelante.
Así las cosas, seguimos observando cómo cada movimiento puede tirar por tierra o levantar puentes en esta complicada partida internacional. ¿Realmente estamos ante una victoria o solo es cuestión de tiempo antes de que estos conflictos resurjan? Solo el tiempo lo dirá.

