En un día nublado, pero lleno de determinación, un grupo de agricultores de las Islas Baleares decidió hacer oír su voz en Bruselas. Con carteles en mano y el corazón en la mano, se plantaron frente a las instituciones europeas para protestar por los drásticos recortes de la nueva Política Agraria Común (PAC). «No podemos permitir que nos sigan tirando a la basura nuestro esfuerzo y nuestra tierra», gritaban entre aplausos y vítores.
Una lucha por el futuro
Este encuentro no fue solo una simple manifestación; era una llamada a la acción por parte de quienes sienten que su trabajo está siendo ignorado. Los agricultores saben que detrás de cada cosecha hay un sacrificio enorme, un compromiso con su tierra y sus tradiciones. «Nos están quitando lo que es nuestro, ¡es una vergüenza!», comentaba uno de los asistentes mientras recordaba las dificultades que enfrentan día a día.
A medida que avanzaba la jornada, quedó claro que esta lucha va más allá del campo; se trata del futuro mismo del medio rural en Baleares. Sin apoyo adecuado, temen ver cómo sus comunidades se convierten en un monocultivo turístico, donde lo agrícola desaparece dejando solo resorts y playas abarrotadas.
Y así, entre gritos apasionados y promesas de unidad, los agricultores dejaron claro: no están dispuestos a rendirse. Su mensaje resonó fuerte y claro: hay que cuidar lo nuestro para asegurar un mañana sostenible para todos.

