En Palma, un hombre de 71 años, originario de Alemania, se encuentra bajo la lupa de la Policía Local tras ser sorprendido con una tarjeta de aparcamiento para personas con movilidad reducida que no parecía muy legítima. La historia se remonta al pasado 8 de diciembre, cuando alrededor de las cuatro de la tarde, los agentes del Equipo Comunitario de Proximidad (ECOP) realizaban su ronda habitual por la avenida Gabriel Roca.
Sospechas y descubrimientos
Todo comenzó cuando avistaron un coche aparcado en una plaza reservada para personas con movilidad reducida. Sin embargo, lo que llamó su atención fue esa tarjeta; parecía más bien una reproducción digital y además la ciudad indicada no coincidía con la matrícula del vehículo. Ahí ya empezaron a olerse las irregularidades. Decidieron actuar y retiraron el coche al depósito municipal.
Cuando el propietario llegó para recuperar su vehículo, se produjo el momento clave. Al examinar la famosa tarjeta, los policías descubrieron que estaba completamente en blanco en su parte trasera, sin ningún dato del titular. ¡Increíble! Así que nuestro septuagenario tuvo que escuchar cómo le informaban sobre su condición como investigado no detenido. Todo esto nos deja pensando: ¿qué nos está pasando? La necesidad de hacer trampa para aparcar es un reflejo triste de nuestras costumbres. ¿No sería mejor respetar las normas y dejar esas plazas para quienes realmente las necesitan?

