En un rincón inesperado de Crux Easton, un grupo de bomberos se encontró ante una situación tan insólita como preocupante. Una vaca había decidido hacer de las suyas y terminó con la cabeza encajada entre dos fresnos. La escena era desconcertante, y los rescatistas no podían creer cómo había llegado a tal enredo.
Un trabajo en equipo
El Servicio de Bomberos y Rescate de Hampshire y la Isla de Wight, junto con valientes compañeros del equipo de rescate animal de Lyndhurst y Winchester, se pusieron manos a la obra. Con la ayuda de una pequeña grúa, elevaron al bovino hasta encontrar un espacio seguro donde los troncos estaban más separados. “No sabemos cómo acabó así”, comentaba uno de los bomberos, aún atónito por lo ocurrido. El tiempo apremiaba, pero el compromiso por liberar al animal superó cualquier contratiempo.
Afortunadamente, tras el rescate, el veterinario que acudió al lugar pudo verificar que la vaca no tenía heridas graves; solo algunos rasguños provocados por el roce con la corteza. Un final feliz para esta historia poco convencional que demuestra que, a veces, incluso en situaciones disparatadas como esta, hay lugar para héroes anónimos dispuestos a ayudar.

