La noche se tornó caótica en la vieja cárcel de Palma. Eran alrededor de la 01:30 cuando, en plena oscuridad, el fuego comenzó a devorar un piso okupado. Los vecinos alertaron a la Policía Local, que no tardó en llegar al lugar para hacerse cargo de la situación. Lo que no esperaban es que, entre las llamas y el humo, había tres personas atrapadas.
Los valientes Bomberos de Palma no se hicieron esperar y pronto lograron apagar el incendio y rescatar a los afectados. Pero lo que parecía una actuación heroica se tornó sombrío: uno de ellos tenía una herida provocada por un cuchillo. ¿Qué había pasado? Tras algunas preguntas, los testimonios comenzaron a fluir.
Una discusión tensa
Al parecer, un conocido del barrio había ido a buscarles las cosquillas por ser okupas. La charla subió de tono y, en un arrebato inesperado, este individuo sacó un cuchillo y agredió a uno de los presentes, dejándole marcado con una herida en el brazo. Pero eso no fue todo; tras su violenta intervención, este mismo hombre encendió el fuego que desencadenaría el caos.
A día de hoy, sigue sin aparecer y aunque ya está identificado por las autoridades locales, permanece fugado mientras la Policía Nacional toma cartas en el asunto para desentrañar lo ocurrido aquella noche infernal. Todo esto nos recuerda cómo las tensiones pueden estallar en cualquier momento y dejar una estela de miedo e incertidumbre.

