En medio de la bulliciosa atmósfera navideña, el Christmas Market de la Feixina ha levantado un gran revuelo por la presencia de un tobogán que muchos consideran innecesario y fuera de lugar. Mientras los visitantes disfrutan de los puestos y luces, no se puede ignorar cómo este atractivo ha suscitado críticas y protestas entre los vecinos.
¿Acaso necesitamos un tobogán en un mercado que debería ser el reflejo del espíritu navideño? La comunidad está empezando a cuestionar si es más bien una distracción que arrastra a los niños hacia un monocultivo turístico que prioriza lo superficial sobre lo auténtico. Varios ciudadanos se han unido para pedir su desmantelamiento, argumentando que no solo ocupa un espacio valioso, sino que también desvía la atención del verdadero sentido de estas celebraciones.
Un llamado a reflexionar
A medida que las voces crecen, algunos grupos como Joves de Mallorca per la Llengua, están animando a participar en manifestaciones para expresar su desacuerdo. Las redes sociales arden con comentarios directos: “Es hora de poner fin a estas frivolidades”, dice uno de los participantes, resaltando una preocupación común entre muchos.
No podemos permitir que nuestras tradiciones se conviertan en meras atracciones turísticas. Debemos proteger lo nuestro, lo auténtico. Así que, ¿será este el momento decisivo para replantearnos cómo queremos vivir nuestra Navidad?

