En un giro inesperado de los acontecimientos, Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, se ha convertido en una figura no grata en la hermosa ciudad de Palma. Todo gracias a los votos de PP y Vox, que han decidido dar un paso más en su batalla política. Este jueves, se llevó a cabo la votación de una moción impulsada por la ultraderecha que, como es habitual, se presentará ante el pleno la semana que viene.
Vox no se ha quedado corto en sus acusaciones. Los líderes del partido afirman sin tapujos que el presidente es «un autócrata», comparándolo con «dictaduras bolivarianas». Y no solo eso, exigen a gritos que el Pleno del Ajuntament demande su dimisión inmediata y convoque elecciones generales. Su discurso va más allá de la política exterior; denuncian que bajo su mandato «España ha desaparecido de la esfera internacional democrática».
Agrio panorama político
Las críticas son directas y personales. Vox pone sobre la mesa la supuesta incapacidad del gobierno para manejar situaciones críticas como la pandemia o las inundaciones recientes. No hay lugar para las sutilezas; lo llaman cobardía al huir frente a tragedias nacionales. Aun así, parece que no se detienen ahí: también entran al terreno personal, acusando a Sánchez y su entorno familiar de estar sumidos en un mar de corrupción y desprecio hacia quienes realmente trabajan duro.
Con frases contundentes aseguran que este gobierno está empeñado en seguir el modelo de esos regímenes autoritarios donde solo unos pocos prosperan a costa del sufrimiento ajeno. Se habla incluso de caprichos aprobados y miles de millones tirados a la basura mientras los españoles luchan por salir adelante.
Así estamos, viendo cómo se desenvuelve este drama político en Palma. Un espectáculo donde cada bando lanza dardos e intenta marcar territorio. ¿Qué será lo siguiente? La pregunta queda flotando mientras nos adentramos más en esta vorágine llena de tensiones.

