La situación en España no es para tomársela a la ligera. La reciente alerta internacional sobre ciberataques prorrusos ha puesto a nuestro país en el punto de mira, y lo que es más preocupante, tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil están en el ojo del huracán. En un mundo donde todo está interconectado, los intentos de acceso a sistemas críticos son más que una mera preocupación; son una realidad palpable.
A medida que las agencias de ciberseguridad se unen para hacer frente a esta ofensiva, el FBI y Europol destacan que estos grupos ‘hacktivistas’ rusos están utilizando tácticas menos sofisticadas pero igualmente dañinas. ¿Y qué buscan? Aprovechar las contraseñas débiles y los accesos remotos mal protegidos. ¡Es increíble pensar que todavía hay quienes dejan abiertas puertas tan tentadoras!
Sistemas OT: La puerta trasera hacia el caos
Los expertos señalan con preocupación los llamados sistemas OT, aquellos encargados de controlar lo que nos rodea: desde la presión del agua hasta el suministro eléctrico. Muchos de estos sistemas fueron diseñados antes de que internet existiera tal como lo conocemos hoy. Funcionan perfectamente para su labor diaria, pero son como castillos de papel cuando se trata de defenderse ante un ataque cibernético.
No es solo cuestión de tecnología; también hay un factor humano involucrado. La negligencia puede ser nuestra peor enemiga, y así lo indican las cifras: estos hackers están probando suerte con fallos básicos que deberían estar bajo control. Su objetivo no solo es infiltrarse, sino también generar ruido mediático y mostrar su capacidad para atacar donde quieran.
Así pues, España no está sola en esta batalla; todos estamos involucrados en mantener nuestras infraestructuras seguras. La Guardia Civil y la Policía Nacional deben tomar las riendas ahora más que nunca, elevando sus defensas y coordinando esfuerzos para blindar nuestro entorno digital frente a estas amenazas persistentes. No podemos quedarnos cruzados de brazos mientras otros deciden cómo atacar lo que nos pertenece.

