Imagínate esto: más de 250.000 euros. Esa es la brecha que separa el precio de una vivienda en Palma y en Inca. Una cifra que asusta, ¿verdad? En un lugar donde el sol brilla intensamente y las playas nos llaman, el acceso a una casa se ha vuelto un auténtico lujo al alcance de muy pocos.
La situación es alarmante; más de 110.000 personas viven en condiciones inseguras y otras 100.000 se ven atrapadas en casas inadecuadas. Es como si estuviéramos viendo una película triste, pero esto es la vida real. La revisión de los alquileres a finales de año solo promete empeorar las cosas, ya que los inquilinos podrían verse obligados a pagar 4.615 euros más al año. ¿Dónde está la justicia aquí?
La voz del pueblo necesita ser escuchada
No podemos quedarnos callados mientras esta crisis habitacional avanza como un tsunami. Alfonso Rodríguez ha levantado la voz pidiendo un pacto de estado por la vivienda, justo cuando celebramos el Día de la Constitución. Es hora de actuar, no podemos seguir mirando hacia otro lado mientras nuestros vecinos luchan por encontrar un hogar digno.
Xisco Avellà, fundador del GOB, también nos deja claro que no se puede seguir así; hay algo profundamente mal en este sistema que permite que unos pocos tengan demasiado y muchos vivan en la cuerda floja.
Aquí estamos, mirando hacia adelante con la esperanza de que estas palabras resuenen y hagan eco en los corazones y mentes de quienes pueden hacer un cambio real.

