La aclamada bailarina y coreógrafa Sol Picó, conocida por su enfoque innovador en la danza contemporánea, está lista para ofrecer un espectáculo sin igual. Este viernes, se encerrará en un cubo de metacrilato de 2×2 metros durante su actuación Gàbia en el Teatre Principal d’Inca. Esta experiencia promete ser todo un reto que no solo pondrá a prueba su habilidad, sino también nuestra forma de ver el arte.
Un espacio reducido pero lleno de posibilidades
¿Bailar dentro de una jaula? Para muchos, eso podría sonar limitante, pero Sol lo ve como una oportunidad. «Nunca había pensado en coreografiar algo tan restringido», dice con entusiasmo. Al recordar su participación en otros espectáculos donde el espacio era igualmente limitado, reflexiona sobre cómo cada desafío la motiva a salir de su zona de confort y explorar nuevas maneras de movimiento.
En este nuevo proyecto, además del espacio reducido, tendrá cuatro puntos desde donde los espectadores podrán observarla. «He tratado de hacer una pieza que se vea bien desde todas partes», explica mientras comparte que las Suites de Bach serán la banda sonora que acompañe su baile. Para ella, trabajar con esta música es como escalar el Everest; es complicado pero gratificante.
No obstante, el cubo no es solo un escenario; representa algo más profundo: el aislamiento que muchos sienten hoy día. En sus palabras, “el arte tiene la capacidad para romper estructuras y señalar lo necesario.” Y si bien los artistas a menudo nos centramos en las sombras y el dolor del mundo que nos rodea, Sol nos invita a dirigir nuestra mirada hacia la luz.
A medida que avanza la conversación, destaca otra realidad inquietante: las mujeres siguen atrapadas en jaulas invisibles del patriarcado. Aunque los barrotes parecen inamovibles, ella cree firmemente en seguir luchando. “Los hombres también están atrapados y no lo saben”, dice con sinceridad al recordar cómo muchos se sienten confundidos ante los cambios sociales actuales.
Y así, entre danza y reflexión sobre nuestra sociedad contemporánea, Sol Picó continúa siendo una voz valiente y necesaria en el ámbito cultural español. Su historia es un recordatorio constante de que siempre hay algo nuevo por descubrir e investigar dentro del vasto mundo del arte.

