La tristeza ha llenado el aire en Mallorca tras la pérdida de Maria Ripoll Garau, una mujer valiente que no dudó en levantar la voz frente a las sombras del pasado. Neboda del reconocido batle Climent Garau, su vida estuvo marcada por un compromiso inquebrantable con la memoria histórica y los derechos humanos.
Una lucha sin descanso
Maria se convirtió en un símbolo de resistencia. Su trabajo no solo resonaba en las calles, sino que también llegó hasta las instituciones, donde defendía lo que muchos preferirían ignorar. La memoria de más de 130 víctimas del feixisme encontró en ella una defensora incansable. Con cada palabra, lograba despertar conciencias adormecidas.
A lo largo de su trayectoria, enfrentó desafíos monumentales; desde el desprecio hasta el silencio cómplice de quienes quisieron borrar la historia. Pero nunca cedió. Su legado está tejido con hilos de valentía y pasión, y es nuestra responsabilidad honrarlo recordando su lucha y continuándola.
No podemos permitir que sus ideales se pierdan entre los ecos del tiempo. Su voz sigue resonando, instándonos a reflexionar sobre el presente y construir un futuro más justo para todos.

