Este viernes, la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL) ha levantado la voz ante un ataque armado. Un grupo de hombres armados no identificados se lanzó contra una de sus patrullas en el sur del país. Y como si eso fuera poco, Israel también está lanzando bombardeos en su zona de operaciones. Todo esto ocurre sin que, afortunadamente, haya víctimas que lamentar.
Un panorama alarmante
En un comunicado, la FINUL reveló que el jueves detectaron una serie de bombardeos israelíes en localidades como Maruná, Majadel y Baraashit. Estos ataques fueron justificadas por Israel como intentos de destruir infraestructuras del partido-milicia chií Hezbolá. Pero aquí viene lo más preocupante: este escenario se desarrolla mientras las Fuerzas Armadas libanesas llevan a cabo sus propias operaciones para controlar armas e infraestructuras no autorizadas en el sur.
La misión subrayó que estos actos son violaciones evidentes de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, base fundamental del acuerdo de alto el fuego firmado el pasado 27 de noviembre. La FINUL instó a las Fuerzas de Defensa israelíes a utilizar los mecanismos disponibles para evitar más conflictos y advirtió a los actores libaneses sobre posibles reacciones que podrían agravar aún más esta situación ya tensa.
No todo queda ahí; horas después, seis hombres en ciclomotores se acercaron a los cascos azules durante una patrulla cerca de Bint Yebeil. Uno disparó tres veces contra el vehículo, pero por suerte nadie resultó herido. La FINUL condenó estos ataques como inaceptables y exigió una investigación exhaustiva para llevar a los responsables ante la justicia.
A medida que siguen supervisando lo sucedido en el sur de Líbano, insisten en que tanto Líbano como Israel deben cumplir con sus compromisos si desean proteger los avances logrados hasta ahora. La comunidad internacional observa atentamente esta situación cada vez más frágil.

