En un giro desgarrador de la vida, una trabajadora social en Palma se ha visto envuelta en una pesadilla que jamás imaginó. Un indigente, de 69 años, entró a su hogar y le rajó la cara con una espátula. Este miércoles, el hombre aceptó una condena de seis años de cárcel, tras declararse culpable de varios delitos, entre ellos allanamiento y lesiones.
Todo comenzó hace un tiempo, cuando esta mujer dedicaba su vida a ayudar a personas en situación de calle a través de la ONG Housing First. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que el trabajo humanitario podía volverse oscuro. El 26 de septiembre del año pasado empezó a recibir insinuaciones del acusado. A pesar de sus intentos por mantener distancia, él no cejó en su empeño.
Un acoso incesante
A partir de octubre, la trabajadora social se vio atrapada en un círculo vicioso. Lo encontraba merodeando cerca del supermercado donde ella hacía la compra o incluso cerca de su propia casa mientras paseaba al perro. El hombre llegó a decirle por teléfono que los encuentros no eran casuales y que realmente estaba buscando su compañía.
En diciembre, las cosas tomaron un giro aún más escalofriante. Después de entrar sin permiso en su casa desde la terraza comunitaria, el agresor armándose con una espátula esperó pacientemente fuera mientras ella cenaba con amigas. Una vez sola, este individuo se abalanzó sobre ella para atacar.
No solo le causó heridas físicas; también destrozó su paz mental y emocional. La víctima ahora vive marcada por el miedo constante: le aterra la oscuridad y siente angustia al cruzarse con personas sin hogar debido a lo vivido. Su vida ha cambiado drásticamente; ya no puede trabajar ni llevar una existencia normal.
Este caso es un grito desesperado sobre lo que ocurre cuando el sistema falla al proteger a quienes dan todo por ayudar a otros. Nadie debería tener que enfrentarse a tal horror solo por intentar hacer del mundo un lugar mejor.

