Las Baleares, ese paraíso que todos conocemos, está rompiendo récords demográficos y se acerca a la impresionante cifra de 1,25 millones de habitantes. Pero en medio de este crecimiento, una frase ha resonado con fuerza: «Que els donin pel cul a tots». Estas palabras salieron de la boca de una regidora del PP y no han dejado indiferente a nadie.
Una falta de respeto que estremece
Imagínate la escena: vecinos preocupados por el futuro de su comunidad, discutiendo sobre el crecimiento descontrolado y las políticas que parecen más interesadas en el turismo que en la calidad de vida. Y ahí va ella, sin pelos en la lengua, despreciando las inquietudes con esa frase desafiante. Un momento que nos hace reflexionar: ¿realmente les importamos?
No es solo una cuestión política; es un grito desesperado por parte de aquellos que sienten que su hogar se les escapa entre los dedos mientras se prioriza el monocultivo turístico. La indignación es palpable. ¿Qué clase de representantes son estos que ignoran las voces del pueblo? Nos lo preguntamos todos.
Entre tanto ruido y descontento, recordamos la figura de Xisco Avellà, fundador del GOB, quien ha sido un referente en la lucha por nuestros derechos y nuestro entorno. Su legado sigue vivo mientras otros parecen querer tirar todo por la borda.
En fin, vivimos tiempos convulsos donde las palabras cuentan más que nunca. Los ciudadanos merecemos ser escuchados y respetados; es hora de alzar nuestra voz frente a quienes piensan que pueden ignorarnos sin consecuencias.

