El pasado 24 de noviembre, un incendio en una finca de Moscari no solo desató llamas, sino que también reveló una oscura red de narcotráfico que involucraba a una madre y su hija. Ambas fueron detenidas por la Guardia Civil tras ser rescatadas del fuego, que escondía mucho más de lo que parecía. En el interior de la vivienda encontraron una amplia plantación de marihuana, armas y otras sustancias ilegales.
Desde el primer momento, los investigadores sospecharon que había más gente metida en este asunto. Sin querer dar pistas para no alertar a posibles cómplices, mantuvieron las investigaciones bajo secreto. Al final, dieron con un hombre de 55 años que convivía con ellas; un español cuya presencia complicaba aún más el entramado.
Un incendio revelador
Los equipos de emergencia, incluidos los Bomberos de Mallorca y la Policía Local, llegaron rápidamente al lugar del siniestro. Una vez apagado el fuego y asegurada la evacuación de las personas presentes, se encontraron con una sorprendente realidad: una sofisticada instalación ‘indoor’ destinada al cultivo de marihuana.
A medida que avanzaban en su registro, las sorpresas no cesaron; descubrieron una sala adaptada como secadero y un complejo sistema eléctrico diseñado para potenciar el crecimiento de las plantas mientras ocultaba sus olores. Pero la intervención no fue sencilla; tuvieron que enfrentarse a cuatro perros grandes y agresivos que atacaron a dos agentes del dispositivo.
Entre los hallazgos destacan 14 kilogramos de marihuana, 1.1 kg de anfetaminas y hasta 43 frascos de metadona. Y eso no es todo: también intervinieron cerca de 4.850 euros en efectivo junto con herramientas específicas como lámparas para el cultivo. En cuanto al armamento encontrado, se contabilizaron carabinas, pistolas e incluso armas simuladas.
Aquí queda claro que este negocio ilícito iba más allá del simple entretenimiento; era un verdadero monocultivo turístico disfrazado bajo la fachada familiar.

