En un rincón lleno de historia como Can Balaguer, el artista catalán Jaume Plensa ha sido nombrado embajador de Palma. Este reconocimiento llega tras su exposición Mirall, justo en el momento en que la ciudad se prepara para luchar por ser capital cultural europea en 2031. El alcalde, Jaime Martínez, le hizo entrega de esta distinción en un acto que combinó música y proyecciones de sus obras, donde Plensa no pudo evitar mostrar su emoción.
El arte como puente entre culturas
«No sé qué significa ser embajador, nunca lo he sido», confesó con una sonrisa, generando risas entre los asistentes. Sin embargo, dejó claro que este papel le llena de ilusión. En sus palabras se notaba una pasión auténtica por la cultura: «Es un momento muy extraño del mundo político y social; el arte es más importante que nunca. La belleza necesita ser compartida».
A lo largo de su trayectoria, ha dejado huella en Mallorca con proyectos memorables. Su conexión con la isla es palpable cuando habla sobre ella: «He sentido siempre un abrazo cálido aquí; hay una química especial con la gente de Palma». Además, expresó su deseo ferviente de recibir algún día el encargo de crear una escultura para la ciudad: «Eso sería lo que me haría más feliz».
Plensa concluyó afirmando que su misión como embajador es similar a la esencia de su arte: construir puentes entre las personas y las culturas. Mientras tanto, Jaime Martínez destacó que contar con artistas como él es fundamental para mostrar al mundo lo mejor que tiene Palma.
La ceremonia no solo fue un homenaje a Plensa; también simboliza el compromiso continuo hacia el arte y la cultura local. Con figuras destacadas del ámbito artístico presentes, queda claro que Palma sigue viva y vibrante gracias a quienes creen en el poder transformador del arte.

