Imagínate cruzar una acera y, de repente, encontrarte en un mundo totalmente distinto. Eso es lo que ocurre en el barrio de Nou Llevant, donde la transformación urbanística ha sido espectacular en la última década. En la Avenida de México y sus alrededores, las nuevas promociones de viviendas han ido brotando como setas después de la lluvia. Algunas son auténticos lujos, mientras que otras parecen ignorar por completo a los habitantes de toda la vida que han visto cómo su barriada obrera se convierte en un punto de encuentro para vecinos con un poder adquisitivo medio-alto y muchos extranjeros.
Una realidad partida en dos
Un estudio reciente de la Universitat de les Illes Balears nos dice que el nivel de vida aquí ha crecido más del 50%. ¡Casi nada! Pero ese crecimiento no viene sin consecuencias. A un lado, tenemos a los vecinos tradicionales en sus bloques antiguos; al otro, esas llamativas edificaciones donde los precios superan el millón de euros. Y justo ahí, entre uno y otro mundo, encontramos asentamientos como el que está al final de la Avenida de México, con tiendas de campaña dispuestas junto a mobiliario humilde.
Es difícil no sentir una punzada al ver esa imagen tan dispar: apenas unos metros separan esos campamentos precarios del lujo desmedido. Proyectos como el Palma Culture & Innovation Bay están atrayendo más inversión y desarrollo a esta zona, pero ¿a qué precio? Al lado hay zonas consideradas ‘calientes’ dentro del mapa social de Palma, como La Soledad.
No hace falta mirar muy lejos para encontrar otros pequeños asentamientos visibles desde la autovía del aeropuerto. Uno incluso está habitado por un hombre ruso que se ha convertido casi en parte del paisaje local. Este asentamiento ha crecido considerablemente; ya no solo hay personas viviendo allí sino también autocaravanas estacionadas por diferentes puntos del Nou Llevant.
El contraste es abrumador y se siente cada día más palpable entre estas realidades tan diferentes. Lo que vemos aquí es un claro reflejo de la emergencia habitacional que afecta a Mallorca. Así estamos navegando entre dos mundos separados por unos pocos pasos.

