En una carta que ha hecho temblar los cimientos de Bruselas, el primer ministro belga, Bart de Wever, ha expresado su rotundo desacuerdo con la propuesta de la Comisión Europea. Según él, utilizar los activos rusos congelados para financiar a Ucrania no solo es «fundamentalmente erróneo», sino que también pone en peligro cualquier esperanza de acuerdo de paz.
De Wever no se corta un pelo al calificar esta idea como una violación del Derecho internacional. En su misiva a Ursula von der Leyen, jefa del Ejecutivo comunitario, deja claro que este movimiento puede llevar a consecuencias nefastas. ¿Realmente queremos poner en riesgo un futuro pacífico por apresurarnos? Es una pregunta que resuena con fuerza.
Cuidado con el camino apresurado
Pese a las críticas y advertencias del líder ultranacionalista flamenco, desde Bruselas han confirmado que están decididos a seguir adelante con sus planes. La portavoz de Von der Leyen, Paula Pinho, aseguró que en los próximos días presentarán la base legal necesaria. Sin embargo, De Wever recalca un punto crucial: sin un marco legal sólido que explique cómo se justifica el uso de estos activos sin caer en la confiscación ilegal, Bélgica podría verse sola ante cualquier demanda futura.
«Si seguimos este camino sin pensar en las repercusiones legales y económicas, podemos estar cavando nuestra propia tumba», advierte De Wever. Además, enfatiza que avanzar tan rápido podría ser más dañino que beneficioso. El temor es palpable; crear incertidumbre adicional en los mercados internacionales podría tener efectos devastadores.
Frente a este panorama incierto, propone una alternativa: un préstamo común menos arriesgado y más seguro para todos los países involucrados. Mientras tanto, Von der Leyen busca apoyo entre los líderes europeos para encontrar soluciones rápidas pero efectivas para ayudar a Ucrania.
A medida que se acerca la cumbre de diciembre, donde se espera llegar a acuerdos definitivos sobre cómo financiar las necesidades urgentes de Ucrania durante los próximos dos años, nos preguntamos: ¿será posible encontrar un equilibrio sin sacrificar principios básicos?

