Este viernes, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas se reúnen en un pleno extraordinario del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS). ¿El objetivo? Abordar dos temas vitales que nos afectan a todos: la creación de un protocolo común para hacer frente a los virus respiratorios y la distribución de casi 23,74 millones de euros para fortalecer nuestro sistema sanitario.
Esta cita es clave, tanto que el Gobierno le ha dado prioridad. Y no es para menos, ya que lo que está en juego es establecer criterios claros y unificados sobre cómo gestionar la gripe y otros patógenos. La ministra Mónica García ha dejado claro que necesitamos llegar a un acuerdo, especialmente después de los desencuentros previos sobre medidas tan sencillas pero importantes como el uso de mascarillas en entornos sanitarios.
Protocolo frente a virus: una necesidad apremiante
Aquí es donde surge la controversia. El Ministerio ha intentado sin éxito alcanzar un consenso sobre este protocolo en ocasiones anteriores. García ha instado a las consejerías autonómicas a lograr un acuerdo antes del 1 de diciembre de 2025, proponiendo incluso la vuelta al uso obligatorio de mascarillas en espacios cerrados si la situación epidemiológica lo requiere. Regiones como Aragón y Asturias ya han tomado cartas en el asunto, recomendando su uso en centros sociosanitarios.
No podemos ignorar el hecho de que esto refleja una preocupación muy real: ante futuras olas de infecciones, una respuesta coordinada puede marcar la diferencia entre el caos y una gestión efectiva.
Pero no solo eso; este encuentro también tiene como propósito aprobar los criterios para repartir esos casi 24 millones. Este dinero está destinado a reforzar áreas esenciales del SNS, desde programas preventivos hasta iniciativas contra el tabaquismo. Se trata de asegurarnos de que nuestra sanidad pública esté preparada para cualquier desafío futuro.
Dentro del desglose económico destaca una asignación importante: 2 millones de euros destinados a mejorar nuestra autosuficiencia en plasma humano. Esto es fundamental para garantizar tratamientos médicos vitales. También se destinarán otros 2,5 millones para mejorar equipos en unidades donantes, lo cual demuestra nuestro compromiso con la hemoterapia.
Aprovechar estos fondos no es solo cuestión administrativa; estamos hablando de salud pública real. Se asignarán además 7 millones para vigilancia en áreas sensibles como cáncer y enfermedades raras. Y sí, también hay recursos para desarrollar sistemas cruciales como el Sistema de Información sobre Vacunaciones e Inmunizaciones (SIVAIN).
Tanto esfuerzo por parte del Ministerio se debe a experiencias pasadas donde intentar establecer protocolos comunes resultó complicado por desacuerdos entre consejeros autonómicos. La ministra García ha subrayado lo prioritario que resulta continuar estas conversaciones con todas las comunidades. Después de todo lo vivido durante la pandemia y con las sucesivas olas gripales aún frescas en nuestra memoria, está claro que necesitamos estar unidos ante retos sanitarios futuros.

