En un giro inesperado de los acontecimientos, este jueves, el Ejército de Israel ha lanzado una nueva ofensiva aérea contra lo que ellos llaman «infraestructura terrorista» de Hezbolá en el sur de Líbano. Todo esto ocurre justo cuando se cumple un año de la firma del alto el fuego que puso fin a más de un año de combates, tras los ataques del 7 de octubre de 2023. ¿Coincidencia? Muchos se preguntan si realmente es necesario reavivar las llamas del conflicto.
Una historia repetida
Las fuerzas israelíes no han escatimado en esfuerzos y han llevado a cabo bombardeos en varias zonas del sur libanés, apuntando a lugares donde presuntamente se almacenaban armas y posiciones militares usadas por Hezbolá para lanzar sus planes contra las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). En su comunicado, el ejército afirmó que la presencia y actividades del grupo chií en estas áreas representan una violación directa de los acuerdos entre ambos países. Sin embargo, esto no es más que un eco de conflictos pasados que parece nunca acabar.
A pesar del alto el fuego firmado hace un año, Israel ha continuado con su campaña aérea argumentando que está actuando para desmantelar amenazas potenciales. Tanto Beirut como Hezbolá han mostrado su rechazo a estas acciones, que también han sido condenadas por Naciones Unidas. El acuerdo estipulaba la retirada mutua de tropas en la región, pero aquí estamos, con Israel manteniendo cinco puestos militares al otro lado de la frontera. Un hecho criticado fuertemente por las autoridades libanesas y un constante recordatorio de que la paz sigue siendo esquiva.

