En una decisión que ha dejado a muchos con la boca abierta, el Tribunal Supremo de Rusia ha decidido este jueves clasificar como «organización terrorista» a la Fundación Anticorrupción. Esta fundación, creada en 2011 por el valiente opositor Alexei Navalni, quien tristemente murió en prisión en febrero de 2024, ha sido objeto de un largo proceso judicial que parece más un juego del gato y el ratón.
Un golpe más al legado de Navalni
La medida llega tras la solicitud de la Fiscalía, que no ha dudado en reafirmar su postura: «la organización queda designada como terrorista». Esto significa que sus actividades quedan completamente prohibidas en toda la Federación Rusa. La noticia fue divulgada por Interfax, y aunque puede parecer sorprendente, para quienes seguimos esta historia desde cerca, es otra piedra más en el camino lleno de obstáculos que enfrentó Navalni.
Recordemos que esta Fundación nació como sucesora del proyecto RosPil, creado un año antes para desenmascarar la corrupción dentro del gobierno ruso. Pero no todo ha sido fácil: ya en octubre de 2019, el Ministerio de Justicia le otorgó el título poco halagador de «agente extranjero», y dos años después pasó a ser considerada una «organización extremista», lo cual llevó a su disolución. Desde su celda, Navalni hizo saber al mundo que tenía planes para revivirla como una organización internacional. ¿Quién se atreve a parar un espíritu tan indomable?

