En un día cualquiera en Palma, la tranquilidad se vio interrumpida por un suceso que nos deja sin palabras. Un hombre, claramente bajo los efectos del alcohol, decidió acercarse a una chica de tan solo 16 años en un bar y lo que comenzó como una conversación se tornó en algo totalmente inaceptable. Con una actitud desafiante, le dijo: «A tu novio le voy a pegar dos tiros y cuando te coja te voy a hacer de todo». Estas palabras no son simplemente amenazas; son un grito desesperado que refleja la violencia que muchos creen poder ejercer sin consecuencias.
La intervención policial y el desenlace
Este individuo, de 38 años y nacionalidad ucraniana, no solo acosó verbalmente a la menor, sino que también fue más allá al tocarla de manera inapropiada. La joven logró liberarse y salir del bar rápidamente para contarle todo a su padre. ¿Quién no reaccionaría ante algo así? El padre, al enterarse de lo ocurrido, se dirigió al bar con la esperanza de enfrentar al agresor. Pero lo que encontró fue aún más aterrador: el hombre había sacado un cuchillo y amenazaba con matar al padre.
Afortunadamente, la Policía Nacional ya estaba presente en el local y pudo detenerlo antes de que la situación escalara aún más. Sin embargo, aquí es donde las cosas toman un giro sorprendente: aunque el juez le impuso una orden de alejamiento respecto a la víctima, el agresor fue puesto en libertad poco después.
No podemos evitar preguntarnos: ¿es este el mensaje que queremos enviar? Al final del día, esta historia pone sobre la mesa algo crucial: debemos unirnos como sociedad para decir basta a estas actitudes. La menor ha mencionado que conoce al hombre porque vive cerca y siente temor por sus constantes seguimientos. Frases como «Quiero verte», acompañadas de mensajes en redes sociales no hacen más que reforzar esa sensación de acoso constante.

