Palma

Antonio Martín y su lucha diaria contra el aparcamiento ilegal en Son Oliva

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Antonio Martín, un fontanero de la barriada de Son Oliva, está viviendo una auténtica odisea cada vez que intenta salir de su local. A pesar de tener un vado que debería garantizarle acceso a su furgoneta y herramientas, se encuentra atrapado con frecuencia por coches mal aparcados. «La paciencia se me ha agotado», confiesa Antonio, quien desde 2019 enfrenta situaciones que parecen sacadas de una comedia surrealista.

Un vado sin efecto

Imagina estar en tu negocio y ver cómo los coches ocupan tu espacio durante horas. Eso le sucede a Antonio constantemente. «Un día llamé a las 8 de la mañana porque había un vehículo bloqueando mi vado y hasta las 12:30 no aparecieron sus dueños», relata, visiblemente frustrado. Aunque reconoce que la Policía Local hace lo que puede sancionando a los infractores, la grúa parece ser un misterio. “A veces llamo y no sé nada más”, añade.

A lo largo de su jornada laboral, esta situación no solo le roba tiempo; también afecta directamente su bolsillo. Antonio explica que debe justificar constantemente su retraso ante los clientes, algo que no debería ser parte de su trabajo diario. Ha llevado sus preocupaciones al Ajuntament de Palma por diversas vías, pero las respuestas siempre son las mismas: promesas vacías.

Parece increíble pensar que incluso durante nuestra visita para conocer su historia, una furgoneta ocupaba el espacio del vado justo cuando él necesitaba salir. “El vado lo cobran puntualmente, pero el servicio es una risa”, comenta entre risas amargas. Sin embargo, hay algo más: tras unas obras recientes en la acera frente a su local, las líneas amarillas han desaparecido, dejando lugar a más confusión para conductores despistados.

Pese a tener ese pequeño rincón reservado para su actividad profesional, muchas veces se ve obligado a buscar aparcamiento lejos de casa. «Si no se mueven cuando tengo que salir… ya sabes», dice con resignación. Él no es el único afectado; otros casos similares han surgido en la misma calle.

Antonio espera ansiosamente la llegada del proyecto ORA (Ordenación Reguladora del Aparcamiento) para poder recuperar un poco de control sobre esta situación caótica. «Al menos así tendré más seguridad», reflexiona cansado de lidiar con el incivismo ajeno mientras sigue adelante con su labor diaria como autónomo.

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