El equipo de Lorenzo Fluxá está listo para afrontar una vez más el desafío del Dakar. En 2026, este apasionado piloto mallorquín vivirá su cuarta aventura en una de las competiciones más duras del mundo del motor. Durante 14 intensos días, tanto los pilotos como sus equipos tendrán que lidiar con adversidades en cada etapa, todo con un único objetivo: conquistar la gloria en el desierto de Arabia Saudí.
El equipo y sus esperanzas
Este año, Lorenzo no estará solo; contará con dos coches en competición. Uno de ellos será pilotado por él mismo junto a Sergi Fernández, quien ocupará el asiento del copiloto en un robusto Toyota KZJ95. El otro coche estará al mando de Luis Antonio Gil, acompañado por otro mallorquín, Mateu Riera, quien debuta como copiloto en este exigente rally a bordo de un Mitsubishi Montero que servirá como apoyo estratégico.
Lorenzo afronta esta edición «con muchísima ilusión», aunque reconoce que todavía no están al cien por cien. Sin embargo, hay ganas y pasión por participar: «Tener un coche adicional hará que la prueba sea más llevadera», subraya. Además, confía en su nuevo copiloto, Sergi, quien trae consigo una gran experiencia en navegación y promete ser una pieza clave.
Afrontar el Dakar es mucho más que correr; es una verdadera lucha interna. «El reto es diario y eso nos motiva a seguir edición tras edición», apunta Lorenzo durante la presentación celebrada en Projecte Home, donde se refleja esa filosofía de superación diaria tan necesaria para muchos.
Hubo posibilidades de que su hija, Lluna Fluxá, se uniera al desafío este año, pero ha decidido concentrarse en sus estudios y su futura temporada en Fórmula 4 española. No obstante, Lorenzo asegura que ese plan sigue vivo y lo tienen aplazado para dentro de unos años: «Es algo que definitivamente pasará y será muy especial para nosotros».
Cualquiera podría pensar que los objetivos son sencillos; sin embargo, entrar entre los diez primeros siempre implica un esfuerzo titánico. El año pasado quedaron a las puertas debido a un problema técnico cuando estaban quintos: «Eso nos dejó una espina clavada», admite Lorenzo con determinación. Este año quieren volver a esa posición como mínimo e incluso soñar con algún podio.
Pese a todo esto, la preparación no ha sido ideal; hace dos semanas estuvieron compitiendo en Túnez pero enfrentaron varios problemas técnicos que les llevaron a cambiar de coche justo antes del inicio del Dakar. Este jueves enviarán sus vehículos para pasar todas las verificaciones necesarias antes del gran día.

