En un giro inesperado de la trama política, el juez federal Cameron Currie ha decidido este lunes que no hay base para seguir adelante con las acusaciones que Donald Trump lanzó contra el exdirector del FBI, James Comey, y la exfiscal general de Nueva York, Letitia James. Todo esto debido a un simple error procedimental. ¡Vaya sorpresa!
La historia comienza cuando Trump, en su mandato, no dudó en cesar a Comey y acusarle de mentir al Congreso y obstrucción. Por otro lado, James enfrentaba cargos por supuestos fraudes relacionados con una hipoteca en Virginia. Sin embargo, lo que el juez dejó claro es que el nombramiento de la fiscal encargada del caso, Lindsey Halligan, era nulo. ¿Y por qué? Porque se pasaron los 120 días para nombrar a alguien que pudiera actuar en ese puesto.
Un juego peligroso
Esto significa que ahora el Departamento de Justicia podría volver a presentar los cargos con otro fiscal en la mesa. Curiosamente, Halligan se suma a una lista de fiscales afines a Trump cuyos nombramientos han sido anulados por cuestiones legales. Tanto Comey como James habían tratado de impugnar a Halligan desde el principio.
Toda esta situación tiene su origen en una declaración de Comey ante el Congreso allá por 2020 donde negó cualquier vinculación con filtraciones sobre los presuntos vínculos entre Trump y Rusia. Mientras tanto, Trump no ha dejado pasar la oportunidad de llamar “policía corrupto” a Comey cada vez que puede. Antes incluso de que todo esto estallara en redes sociales pidió directamente a la fiscal general Pam Bondi que tomara medidas contra sus oponentes políticos, incluyendo al antiguo director del FBI.
La batalla sigue viva y nos deja preguntándonos: ¿hasta dónde llegarán estos juegos políticos? El tiempo dirá si realmente se podrá hacer justicia o si simplemente todo queda en un tira y afloja sin fin.

