El pasado lunes, un joven se enfrentó a su destino en la Audiencia Provincial de Palma. La sala estaba llena de tensión cuando se conoció la sentencia: doscientos años de prisión por haber violado a una menor. «Si has venido a mi casa, es para hacer algo», le dijo al inicio del horror. Unas palabras que retumban y nos recuerdan lo peor de nuestra sociedad.
Un suceso desgarrador
Los hechos sucedieron el 5 de junio de 2021, una noche que debería haber sido normal para la víctima, una joven de solo 16 años. Ella llegó a casa del acusado con la intención de descansar en una habitación con dos camas, dejando claro que no quería mantener relaciones sexuales. Sin embargo, el agresor ignoró sus palabras y, aprovechándose de la situación, se metió en su cama. La violencia se hizo presente, mientras él le sujetaba del cuello y decía lo inaudito: «si has venido a mi casa, es para hacer algo».
A pesar de los esfuerzos desesperados por zafarse, ella fue forzada sin protección. Logró escapar y rápidamente envió mensajes angustiantes a sus amigos confesando lo sucedido. Aquella misma noche, un juzgado prohibió al joven acercarse o comunicarse con ella.
Inicialmente, la Fiscalía pedía seis años tras las rejas por este delito tan grave; pero este lunes, tras un acuerdo entre las partes involucradas, esa pena se redujo a dos años. Además, el tribunal ha decidido suspender esta condena durante cinco años bajo ciertas condiciones: no volver a delinquir y someterse a un curso sobre educación sexual. Una decisión que deja mucho que desear en términos de justicia real para la víctima.

