La cantante Zahara está a punto de deslumbrar en el Teatre Principal de Inca el próximo 29 de noviembre, donde se presentará en un formato acústico que promete ser tan íntimo como visceral. «Actuar sola sobre el escenario es una forma de volver a conectar con mis canciones desde un lugar primitivo y auténtico», comparte la artista con entusiasmo. Este acercamiento le permite crear momentos delicados y tiernos, aunque también hay espacio para la intensidad que brota cuando menos te lo esperas.
Un camino hacia la paridad
Zahara no solo se presenta frente al público, sino que también cuenta con un equipo fundamental detrás, que incluye a su técnico de sonido, Sergio Vera. «Aunque estoy sola en el escenario, él hace magia desde la mesa, creando delays infinitos», explica. La artista refleja sobre su equipo: «En esta gira somos dos mujeres y dos hombres; siempre busco incluir a más mujeres en mi crew porque creo firmemente en darles visibilidad». Sin embargo, no oculta su frustración por la falta de paridad en los carteles de festivales. «A menudo soy la única mujer entre tantos hombres», dice con un tono crítico pero esperanzador.
Hablando del feminismo, Zahara enfatiza cómo esta filosofía ha sido su salvavidas: «Me ha permitido dejar atrás viejas creencias impuestas por el sistema y aprender a ver a las mujeres como compañeras y no rivales». Esa transformación personal se traduce en su música; su último álbum, Lento Ternura, refleja una evolución clara tanto sonoramente como líricamente.
A pesar de los retos del sector musical actual, donde se siente una presión constante por producir y ser relevante, Zahara mantiene viva su esencia artística. «La música es infinita y me emociona poder explorarlo todo», concluye mientras imagina ya nuevas propuestas para sus próximos conciertos.

