En un partido que prometía emociones fuertes, el Mallorca se enfrentó al Villarreal y, aunque no salió victorioso, dejó una impresión positiva en muchos. Vedat Muriqi y Sergi Darder, dos de los habituales en el once inicial, se quedaron en la banda mientras Jagoba Arrasate optaba por dar entrada a Antonio Sánchez y Pablo Torre. Esto ha generado opiniones encontradas; algunos lo ven como un movimiento arriesgado del entrenador y otros como una decisión meditada que demuestra su compromiso.
Un primer tiempo digno de destacar
La primera parte fue un espectáculo digno de recordar. Samu Costa brilló con un golazo que encendió la esperanza en la afición. El equipo tuvo claras ocasiones para marcharse al descanso con ventaja, pero la puntería les falló. Sin embargo, lo más valioso fue la manera en que el Mallorca compitió; plantó cara a un rival tecnológicamente superior y eso es lo mínimo que se le puede exigir a un equipo profesional: competir.
Pero claro, todo cambió tras el descanso. El Mallorca retrocedió demasiado y permitió que el Villarreal tomara las riendas del juego. A pesar de ello, la defensa mantuvo una colocación admirable y demostró compromiso ante las acometidas del rival. Es cierto que el Villarreal se llevó los tres puntos gracias a su plantilla profunda, algo que al Mallorca le falta debido a sus limitados recursos.
Aunque algunas imprecisiones asomaron por momentos —como esas acciones poco afortunadas de Mojica o algún despiste defensivo de Raíllo— los jugadores mostraron una actitud digna de admirar ante un contrincante Champions. La lucha por mantener la categoría sigue siendo ardua para el Mallorca; sin embargo, dejaron claro que tienen potencial para seguir avanzando.
Con Osasuna a la vista en la próxima jornada, será crucial capitalizar esta buena imagen dejada en La Cerámica y sumar esos tres puntos tan necesarios para continuar soñando con la permanencia.

