En un movimiento que ha sorprendido a muchos, Donald Trump ha decidido ampliar las exenciones arancelarias para productos alimentarios importados de Brasil. Esta decisión llega en un momento en el que la preocupación por el coste de la vida en Estados Unidos está a flor de piel. Con su reciente orden ejecutiva, el presidente busca aliviar un poco la carga económica de los estadounidenses, recortando esos aranceles que había impuesto tras el tumultuoso final del mandato de Jair Bolsonaro.
Un paso hacia adelante, pero no suficiente
Lula da Silva, el actual presidente brasileño, no ha tardado en celebrar este anuncio. Para él, es una victoria del diálogo y la diplomacia. En sus propias palabras: «El diálogo franco que mantuve con Trump permitió importantes avances». Pero claro, también dejó claro que esto es solo el comienzo y que hay más por hacer. «Necesitamos avanzar aún más», subrayó mientras se comprometía a seguir negociando con su homólogo estadounidense.
La medida implica que varios productos esenciales como café, cacao y carne de vacuno estarán exentos del gravamen del 40% que había estado pesando sobre ellos. Esto podría significar una mejora notable para las familias estadounidenses cuando vayan al supermercado. Sin embargo, aunque la noticia es positiva, hay un trasfondo complicado: la aprobación de Trump sigue cayendo y ahora se sitúa en un 38%, según una encuesta reciente.
Apenas unos días antes de esta decisión crucial, cinco senadores republicanos habían unido fuerzas con los demócratas para acabar con los aranceles elevados impuestos a Brasil. Así que podemos ver cómo este juego político se desarrolla mientras Lula continúa buscando soluciones definitivas para ambos países en futuras conversaciones.

