En una cálida mañana de verano, el Palacio Real se prepara para un evento muy especial. Este viernes, el rey Felipe VI impondrá a su madre, la reina Sofía, el prestigioso Toisón de Oro. Este reconocimiento, que le fue concedido en enero, es un tributo sincero a su dedicación incansable al servicio de España y la Corona.
El acto no será solo un encuentro más; reunirá a un centenar de invitados en honor al 50 aniversario de la Reinstauración de la Monarquía. Entre los presentes estarán figuras destacadas como Felipe González, ex presidente del Gobierno, y los padres de la Constitución. Pero hoy, todos los ojos estarán sobre doña Sofía, quien ha convertido Mallorca en su refugio personal desde sus primeras visitas hace más de cuatro décadas.
Un refugio en Marivent
Desde que llegó por primera vez a Palma con Juan Carlos I y sus tres hijos el 4 de agosto de 1973, la isla ha sido testigo del crecimiento y la evolución de una mujer que nunca ha dejado atrás sus responsabilidades. Marivent, su hogar en Mallorca, se ha convertido en el rincón donde busca paz y tranquilidad entre paseos por el centro o visitas a mercadillos locales.
A pesar del paso del tiempo y las adversidades personales —la salud delicada de su hermana Irene ha acortado sus estancias— doña Sofía sigue mostrando un compromiso admirable con la comunidad balear. Ha apoyado activamente proyectos culturales y medioambientales: desde visitar museos hasta colaborar con iniciativas que limpian nuestras costas o ayudan a los más necesitados.
Este año quizás haya pasado menos días en Marivent que antes; no obstante, cada momento cuenta. Con amigos como los Radziwill Fruchaud ya no puede disfrutar igual debido al deterioro cognitivo que padece su hermana. Sin embargo, ella sigue firme en sus convicciones e inquebrantable ante cualquier obstáculo.
El Toisón de Oro no es solo un galardón; es una celebración del trabajo silencioso pero efectivo que doña Sofía ha realizado durante años. Ahora será la primera reina consorte en recibirlo entre tan selecto grupo mundialmente reconocido. Un gesto que refleja cuánto apreciamos todo lo que ha hecho por nosotros.

