La historia reciente del RCD Mallorca no deja de ser un vaivén de emociones y expectativas. En el centro de este torbellino se encuentra Sergi Darder, un jugador que, a pesar de su indudable talento, parece no encontrar su lugar en el esquema del técnico Jagoba Arrasate. Tras probarlo en varias posiciones –desde la izquierda hasta como mediapunta y por la derecha–, el entrenador sigue sin dar con la tecla adecuada para que el artanenc brille como todos esperamos.
Darder: entre expectativas y realidad
Aunque Arrasate confía plenamente en las capacidades de Darder, esa confianza no es eterna. El entrenador sabe que su calidad es un tesoro raro dentro del equipo, pero también tiene que lidiar con la dura realidad: Pablo Torre, otro jugador con características similares, todavía no ha logrado despegar. En el último partido contra el Getafe, Darder fue colocado por primera vez a la derecha y aunque mostró algunos destellos, aún le falta ese sacrificio defensivo que tanto necesita el equipo.
El hecho es que Sergi ha jugado los trece partidos de esta temporada: doce en Liga, donde fue titular indiscutible, y uno en Copa. Sin embargo, su rendimiento está muy por debajo de lo esperado. Una asistencia en todo el curso es una cifra demasiado baja para alguien que ocupa un puesto tan relevante y cobra uno de los salarios más altos del plantel. Los errores frente al Levante y ante el Getafe dejaron claro que algo no está funcionando; dos oportunidades claras falladas dentro del área son inaceptables.
En este contexto complicado, Darder se muestra autocrítico; él mismo sabe que debe mejorar si quiere ayudar al equipo a salir adelante en esta recta final del año. Su evolución podría marcar la diferencia entre navegar con éxito o hundirse en las profundidades de la tabla. La clave está ahí: encontrar ese lugar ideal donde pueda brillar y aportar todo lo que lleva dentro.

