El Mallorca se prepara para un mes intenso, con un total de cinco partidos en La Liga y uno en la Copa del Rey, que podría convertirse en dos si logran superar al Numancia. Este es el momento clave para que los chicos de Jagoba Arrasate demuestren si están listos para mantener su lugar en Primera División o si, por el contrario, tendrán que luchar hasta el último segundo.
Un reto físico y emocional
No hay duda de que jugar cinco partidos en tan poco tiempo no debería ser un gran desafío para un equipo profesional. Sin embargo, las circunstancias no son las mejores. El equipo llega con varias bajas debido a lesiones y algunos jugadores apenas regresan de sus compromisos internacionales. Eso significa que el esfuerzo físico será aún mayor mientras se acercan a este tramo final del año.
En lo anímico, los bermellones llegan con una buena dosis de moral tras conseguir una victoria ante el Getafe (1-0), justo antes del parón. Pero ahora vienen cinco jornadas cruciales, donde aunque algunos rivales parecen asequibles, el Villarreal siempre es un hueso duro de roer y será el primero en salir al camino este sábado.
De esos cinco encuentros ligueros, tres serán lejos de casa: Villarreal, Oviedo y luego enfrentarse al Numancia en Copa del Rey. Después les esperan Osasuna y Elche en Son Moix; dos partidos vitales donde deberán hacerse fuertes si quieren asegurarse puntos valiosos.
A medida que avanza diciembre, la presión también aumentará. Tras esta serie frenética de encuentros habrá apenas una semana antes del choque contra Elche y otra semana repleta con los dieciseisavos de Copa (si logran pasar a la siguiente ronda). Cada partido cuenta y cada punto puede ser crucial para su futuro inmediato.
En definitiva, seis o siete partidos en menos de un mes representan todo un maratón antes del merecido descanso navideño. ¿Estarán listos? Solo el tiempo lo dirá.

