La decisión del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares (TSJIB) ha vuelto a sacudir el panorama educativo: se ha tumbado, una vez más, la imposición del 25% de enseñanza en castellano. ¿Y qué significa esto para nuestras aulas? En un momento donde la lengua y la identidad se entrelazan en cada rincón de nuestra comunidad, esta resolución nos invita a reflexionar sobre el futuro del sistema educativo.
Un debate que no cesa
A medida que avanza el año, los ecos de este conflicto resuenan con fuerza. Muchos nos preguntamos si realmente estamos dispuestos a seguir tirando a la basura lo que hace única nuestra cultura. La diversidad lingüística es un tesoro, y parece que algunos intentan reducirla a cenizas.
Las voces críticas se levantan desde diferentes sectores. Educadores y padres abogan por un modelo educativo que valore las lenguas cooficiales sin ataduras ni imposiciones, defendiendo así una educación más inclusiva y rica.
No obstante, hay quienes continúan empujando su agenda con fuerza. Por ejemplo, Vox Palma ha expresado su desacuerdo rotundo ante cualquier manifestación artística que considere ofensiva para sus ideologías. Es un tira y afloja constante entre opiniones enfrentadas.
En medio de todo este ruido, cabe preguntarse: ¿estamos preparados para escuchar y aprender unos de otros? La educación debería ser ese espacio donde convergen distintas realidades y perspectivas. Sin duda, los tiempos están cambiando, pero el camino hacia un entendimiento mutuo aún parece largo.

