Hoy nos despertamos con la triste noticia del fallecimiento de Julio Fernández, un gigante del cine que se fue a los 78 años en Miami. Nacido en Santiago de Cereixido, Lugo, en 1947, su viaje comenzó desde muy joven cuando decidió establecerse en Barcelona a finales de los años 60. Desde entonces, no solo fue un pionero, sino también una figura clave en la industria cinematográfica española.
Un legado imborrable
Fernández era conocido por ser el presidente de Filmax, una compañía que se convirtió en sinónimo de creatividad y audacia. A lo largo de su carrera, estuvo detrás de éxitos como Manolito Gafotas y fundó la división de cine fantástico conocida como Fantastic Factory. Este proyecto, creado junto al director estadounidense Brian Yuzna, dejó una profunda marca entre los amantes del terror y la fantasía.
No es exagerado decir que fue uno de los artífices del resurgimiento del cine fantástico catalán. Películas como Arachnid, Faust: La venganza está en la sangre, y muchas más compitieron con éxito en festivales internacionales, poniendo a España en el mapa del género. Julio sabía cómo unir fuerzas con talentos locales e internacionales; colaboraciones con directores como Jaume Balagueró y Paco Plaza dieron vida a clásicos modernos como las películas de [·REC].
A lo largo de las décadas, su visión empresarial transformó Filmax. Desde dramas hasta comedias entrañables, pasando por innovadoras propuestas animadas y documentales únicos; todo bajo su liderazgo tomó forma. A partir de 1987, cuando adquirió Filmax, empezó a darle ese toque distintivo que todos reconocemos hoy: un equilibrio perfecto entre entretenimiento y profundidad.
Pocas personas pueden decir que han dejado un legado tan amplio. Más allá del cine comercial al que muchos están acostumbrados, Julio abrazó proyectos más complejos sin miedo al riesgo. Por ello será recordado no solo como productor o distribuidor, sino como un verdadero apasionado del arte cinematográfico.
Su muerte deja un vacío difícil de llenar para todos los que aman el cine español. Con sus contribuciones invaluables a esta industria siempre llevaremos su recuerdo presente.

