A veces, la suerte llega cuando menos te lo esperas. Tamicka Dixon-Epps, una mujer de Baltimore que nunca había sido muy aficionada a jugar a la lotería, se encontró en una gasolinera charlando con una amiga. Fue ahí donde recibió un consejo que cambiaría su vida: «Compra un rasca y gana». ¿Por qué no? Después de todo, era solo un billete más.
Con esa chispa de esperanza y un poco de ánimo por parte de su amiga, decidió arriesgarse. Entre los diferentes boletos disponibles, eligió uno llamado ‘Duplica tu dinero’, que costaba 10 dólares y prometía premios jugosos de hasta 100.000 dólares. Y vaya si tuvo suerte.
La incredulidad se convierte en alegría desbordante
Tras raspar el billete, le costó creer lo que veía. Tuvo que escanearlo tres veces porque pensaba que la máquina estaba loca: ¡había ganado! Con un premio de 100.000 dólares (alrededor de 86.000 euros), se dio cuenta de que las decisiones impulsivas pueden traer grandes recompensas.
“Mi amiga saltaba y gritaba mientras yo estaba al borde del desmayo”, recuerda Dixon-Epps entre risas nerviosas. “Esto es pura suerte”, añade ella, reconociendo que solo había jugado unas pocas veces en su vida y siempre junto a sus compañeros del trabajo.
A veces son esos pequeños momentos y decisiones las que nos sorprenden con giros inesperados, recordándonos que nunca está demás seguir el consejo de una buena amiga. ¿Quién sabe? Tal vez tú también puedas ser el próximo afortunado con un simple rasca.

