La Plaça del Mercat, un lugar lleno de vida y tradición, se enfrenta a un futuro incierto. Más de 75 pequeños comercios ubicados en la plaza y sus alrededores están contando los días hasta que arranquen las reformas previstas para 2026. Estas obras llevan tiempo cocinándose a fuego lento, pero ahora que ya son una realidad palpable, el miedo empieza a calar hondo. El polvo y el ruido que traerán consigo pueden ser letales para los pequeños negocios que han puesto su corazón en cada rincón.
Una comunidad en alerta
Las conversaciones con el Ajuntament de Palma se suceden como si fueran un mantra repetido: buscan soluciones, aunque sea un trago amargo. Ana María Fernández, presidenta de la Asociación de Comerciantes de Plaça del Mercat y calle Unió, lo deja claro: “Aquí ponemos nuestra alma; no podemos permitir decisiones que nos echen a la calle”. Y es que este pequeño comercio tiene una sensibilidad única ante cualquier cambio.
El bar Alaska, uno de esos rincones entrañables donde se siente el pulso del barrio, está en un limbo administrativo desde hace años. A pesar de todo, siguen adelante con su historia. Sin embargo, la incertidumbre pesa sobre todos como una losa: ¿será este el final para algunos? Las alegaciones presentadas por los comerciantes buscan retrasar las obras hasta después del verano; quieren tener tiempo para planificar sus compras y sobrevivir al embate turístico.
A pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento por mantener un diálogo abierto con ellos –prometiendo minimizar el impacto– algunas voces como las de Mar Sobrón y Déborah Miró son pesimistas: “La gente ya no viene tanto; desde que prohibieron circular por aquí parece que hemos perdido algo”. Ven cómo el comercio local se ahoga poco a poco mientras miran hacia un futuro digitalizado.
Aun así, hay esperanza entre estos valientes emprendedores. “Nos gustaría que nos tuvieran en cuenta”, dice Fernández mientras mira hacia adelante con cautela. La remodelación podría traer oportunidades si se gestiona bien, pero el miedo al cierre es real y palpable. Con los dedos cruzados esperan lo mejor mientras enfrentan esta dura travesía hacia una renovación esperada pero temida.

