La Federación Portuguesa de Fútbol se ha puesto manos a la obra para defender a uno de sus mayores íconos: Cristiano Ronaldo. En un giro inesperado, CR7 recibió su primera tarjeta roja tras 226 partidos internacionales, y lo hizo en un partido que dejó mucho que desear ante Irlanda, donde Portugal perdió 2-0. El motivo de esta expulsión fue un codazo a Dara O’Shea, pero aquí no acaba la historia.
El objetivo de la Federación es claro: lograr que el castigo se reduzca a solo un partido. Así, Cristiano podría estar listo para saltar al campo desde el primer momento del Mundial. Para ello, apelan a que el Comité de Disciplina considere las circunstancias que rodearon el incidente. Según ellos, Ronaldo actuó en respuesta a los constantes agarrones y provocaciones cada vez que entraba al área irlandesa.
Un ambiente caldeado
Las imágenes son contundentes; hay varias tomas del momento en cuestión, captadas tanto por televisión como por aficionados desde las gradas. Además, argumentan que el seleccionador irlandés, Heimir Hallgrímsson, contribuyó a crear un clima hostil hacia el capitán portugués con sus declaraciones previas al partido. Este hizo hincapié en cómo condicionó las decisiones arbitrales durante su encuentro anterior con Portugal.
Cristiano ha defendido su postura diciendo que solo se dirigió al árbitro debido a las repetidas pérdidas de tiempo del equipo irlandés. ¡Y quién lo diría! Portugal logró llevarse la victoria… aunque fuera en el tiempo añadido.
Ante este panorama tan tenso y cargado de emociones, Portugal sostiene firmemente que debería ser solo una suspensión mínima para CR7: cumpliría su castigo ante Armenia. Sin embargo, hay quien teme lo peor; si se considera agresión real, podrían caer hasta tres partidos de sanción sobre él. Esto dejaría a Cristiano fuera de acción durante los dos primeros choques del Mundial.

