Imagínate un lugar que podría ser el Central Park de Palma. Esa fue la reflexión que resonó entre las 300 almas que, este sábado, se adentraron en el antiguo cuartel de Son Busquets, un espacio que ha permanecido cerrado durante 25 años y que ahora abre sus puertas por primera vez. Este tesoro escondido, también conocido como Ramix 91, ocupa once hectáreas en pleno Eixample de Palma, concretamente en Camp Redó. Su futuro es tema candente entre políticos y ciudadanos: ¿será un barrio para 2.500 residentes con pisos asequibles y colegios o se convertirá en un inmenso pulmón verde donde la naturaleza tome las riendas?
Un viaje al pasado lleno de recuerdos
El fin de semana marcó el inicio del Open House Palma, un festival de arquitectura donde se pueden visitar hasta 62 espacios gratuitos, incluyendo algunas casas privadas. En medio de esta fiesta arquitectónica, el antiguo cuartel se erige como un símbolo cargado de historia. Eduardo Yuste y Teresa Linares, guías apasionados del lugar, no dudaron en compartir relatos sobre cómo esta possessió fue expropiada en los años 40 para construir lo que hoy conocemos.
Durante la visita, tres veteranos del servicio militar revivieron su pasado. Fernando Mulet llegó allí en 1953; Pedro Garí lo hizo en 1986; y otro compañero anónimo también aportó su granito de arena a este viaje nostálgico. Cada uno trajo consigo historias similares sobre aquellos días pasados entre barracones y cantinas.
“No se comía mal”, recuerda Garí con una sonrisa al recordar aquella Noche Vieja en la que disfrutó de una paella. Pero no todo era risas; también había momentos curiosos. “Nos llamaban polacos”, decía Garí refiriéndose a cómo los soldados peninsulares veían a los mallorquines por su acento peculiar.
Y mientras caminaban por los senderos cubiertos de vegetación salvaje -casi como una jungla-, alguien encontró algo inusual: una moneda de cinco pesetas del 75. Quizás perteneció a algún soldado despistado o quizás es solo un eco más del pasado olvidado.

